Esto nos recuerda que nuestras palabras pueden construir y edificar a los demás, o pueden destruir y derribarlos.
Una forma de expresar gratitud y aprecio es mediante el uso de palabras de aliento. Cuando alguien ha hecho algo bueno por nosotros o nos ha ayudado de alguna manera, es importante expresar nuestro agradecimiento.
Predica sobre el poder transformador de las palabras en las predicaciones cristianas El poder de las palabras en la vida del creyente El poder transformador de las palabras de Dios El cuidado de nuestras palabras hacia los demás La importancia de guardar nuestras palabras La confesión positiva en nuestras vidas La sanidad a través de nuestras palabras Conclusión
“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielosY todo el ejército de ellos por el aliento de su boca”
Por lo tanto, es esencial que nos sumerjamos en la palabra de Dios y la dejemos habitar en nosotros. El salmista nos enseña en el Salmo 119:one hundred and five: «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino».
Incluso las palabras que decimos a nosotros mismos pueden tener un efecto profundo en nuestra autoestima y en nuestra percepción de nosotros mismos.
Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.
En lugar de usar nuestras palabras para dañar o destruir, debemos buscar formas de edificar y animar a los demás. Efesios 4:29 nos exhorta a hablar solo palabras «que den gracia a los oyentes». Esto significa que nuestras palabras deben ser llenas de amor, bondad y aliento.
La forma correcta es afirmar que es positivo, con los dos ejemplos anteriores se puede revertir a estoy en mi peso ideal, esta afirmación genera en tu mente una imagen de la persona en la que te quieres convertir. Lee sobre «el poder de las afirmaciones».
Otra forma de usar nuestras palabras de manera constructiva es practicar la empatía. En Efesios 4:29, se nos insta a «no decir ninguna palabra mala, sino sólo la que sea necesaria para edificar, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan».
Cuando estas personas ostentan un cargo de responsabilidad, en el ciudadano crean una mezcla de rabia y tristeza e impotencia. Rabia porque el representante público tiene el deber click here de darle sentido a la comunicación que hace de sus acciones y propuestas.
La Biblia nos enseña que las palabras de Dios tienen poder para transformar. Hebreos four:twelve nos dice: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón». Las palabras de Dios son vivas y activas, y pueden penetrar hasta lo más profundo de nuestro ser.
Esto nos recuerda que nuestras palabras tienen consecuencias y debemos ser responsables de lo que decimos.
Nuestras palabras también tienen el poder de sanar y restaurar. Proverbios 12:18 nos dice: «Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, pero la lengua de los sabios es medicina».